Algunas reflexiones
SOBRE
LA FRASE DE NIETZSCHE «DIOS HA MUERTO», de Martin Heidegger
“El pensar sólo comienza cuando hemos experimentado que la razón, tan glorificada durante siglos, es la tenaz adversaria del pensar.”
1)- Lea el texto de Nietzsche y reflexione sobre las preguntas del loco.
[...] El texto se titula « El loco» y reza así:
El loco.- ¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en pleno día y corrió al mercado gritando sin cesar: «¡Busco a Dios!, ¡Busco a Dios!». Como precisamente estaban allí reunidos muchos que no creían en Dios, sus gritos provocaron enormes risotadas. ¿Es que se te ha perdido?, decía uno. ¿Se ha perdido como un niño pequeño?, decía otro. ¿O se ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se habrá embarcado? ¿Habrá emigrado? -así gritaban y reían todos alborotadamente. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. «¿Que a dónde se ha ido Dios? -exclamó-, os lo voy a decir. Lo hemos matado: ¡vosotros y yo! Todos somos sus asesinos. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hicimos, cuando desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde caminará ahora? ¿Hacia dónde iremos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos caemos continuamente? ¿Hacia adelante, hacia atrás, hacia los lados, hacia todas partes? ¿Acaso hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada infinita? ¿No nos roza el soplo del espacio vacío? ¿No hace más frío? ¿No viene siempre noche y más noche? ¿No tenemos que encender faroles a mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No nos llega todavía ningún olor de la putrefacción divina? ¡También los dioses se descomponen! ¡Dios ha muerto! ¡Dios permanece muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo podremos consolarnos, asesinos entre los asesinos? Lo más sagrado y poderoso que poseía hasta ahora el mundo se ha desangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién nos lavará esa sangre? ¿Con qué agua podremos purificarnos? ¿Qué ritos expiatorios, qué juegos sagrados tendremos que inventar? ¿No es la grandeza de este acto demasiado grande para nosotros? ¿No tendremos que volvernos nosotros mismos dioses para parecer dignos de ellos? Nunca hubo un acto más grande y quien nazca después de nosotros formará parte, por mor de ese acto, de una historia más elevada que todas las historias que hubo nunca hasta ahora.» Aquí, el loco se calló y volvió a mirar a su auditorio: también ellos callaban y lo miraban perplejos. Finalmente, arrojó su farol al suelo, de tal modo que se rompió en pedazos y se apagó. «Vengo demasiado pronto –dijo entonces-, todavía no ha llegado mi tiempo. Este enorme suceso todavía está en camino y no ha llegado hasta los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de los astros necesita tiempo, los actos necesitan tiempo, incluso después de realizados, a fin de ser vistos y oídos. Este acto está todavía más lejos de ellos que las más lejanas estrellas y, sin embargo, son ellos los que lo han cometido.» Todavía se cuenta que el loco entró aquel mismo día en varias iglesias y entonó en ellas su Requiem aeternam deo. Una vez conducido al exterior e interpelado contestó siempre esta única frase: « ¿Pues, qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?».
1.1)- En claves metafísica y en claves teológicas, ¿de qué habla el loco?
Las primeras preguntas del loco, a modo de metáforas, refieren a la invención de Platón: la idea. Ésta es la esponja con que se ha borrado el horizonte; la misma que ha desencadenado la tierra de su sol; y con todo ello, ha inventado un ilusorio mundo de las esencias, separadas de las cosas sensibles. O sea, refiere y critica al mismo tiempo, los fundamentos metafísicos de la teoría de las ideas.
La figura del loco es la otra cara de ley, o lo otro de la construcción occidental del mundo y la realidad. Del modo como lo presenta Nietzsche, este personaje nos recuerda al sabio de Sínope, Diógenes, quien a plena luz del día, y con una linterna en la mano, se paseaba por los caminos en busca del hombre, actitud irónica en franca oposición a lo presentado por Platón como la idea de hombre. Nietzsche, en su texto, coloca a Dios en lugar del hombre:
“El loco.- ¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en pleno día y corrió al mercado gritando sin cesar: «¡Busco a Dios!, ¡Busco a Dios!».”
Vale recordar que en su búsqueda, el filósofo de Sínope nunca dió con en modelo presentado por Platón. En lugar del bípedo implume, encontró sólo un gallo desplumado. Tanto uno como el otro, y con una distancia de veintiún siglos, Diógenes y Nietzsche, se presentan como adversarios a los fundamentos metafísicos expuestos por Platón.
En cuanto al planteo teológico, como así lo entiendo yo, el texto presenta el paso, en la historia del pensamiento filosófico, de una cosmovisión teológica a una antropológica, y con ello, el juicio que Nietzsche presenta como la decadencia occidental, luego del advenimiento de cristianismo y sus postulados de un trasmundo después de esta vida, y que en el texto, queda evidenciado su oposición en las frases “Dios ha muerto”, o en la otra “Lo hemos matado: ¡vosotros y yo!”. También, al final de este texto, se puede leer a modo de conclusión la siguiente frase: “¿Pues, qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?”.
2)- A criterio de Heidegger, ¿cuál es la crítica de Nietzsche a la metafísica?
La aproximación de Heidegger, en un primer momento, y en referencia a la frase de Nietzsche, se explica en las siguientes palabras:
“Esta frase nos revela que la fórmula de Nietzsche acerca de la muerte de Dios se refiere al dios cristiano. Pero tampoco cabe la menor duda -y es algo que se debe pensar de antemano- de que los nombres Dios y dios cristiano se usan en el pensamiento de Nietzsche para designar al mundo suprasensible en general. Dios es el nombre para el ámbito de las ideas y los ideales. Este ámbito de lo suprasensible pasa por ser, desde Platón o mejor dicho, desde la interpretación de la filosofía platónica llevada a cabo por el helenismo y el cristianismo, el único mundo verdadero y efectivamente real.”
Según la interpretación de Heidegger, Nietzsche, en La gaya ciencia, plantea que de aceptarse la existencia de un mundo suprasensible, se niega la vida misma.
3)- Específicamente, según Heidegger ¿porqué para Nietzsche la metafísica debería desecharse o descartarse?
Para Nietzsche, según Heidegger, la “metafísica” –entendida por aquel, sería la filosofía comprendida como platonismo, y la división entre mundo sensible y mundo inteligible- y es ésta la que ha llegado al final. “[...] Nietzsche comprende su propia filosofía como una reacción contra la metafísica, lo que para él quiere decir, contra el platonismo.”
Ahora bien, Heidegger nos dice que ante ésto, Nietzsche nos propone una metafísica de la voluntad de poder. Y en dicha metafísica de la voluntad de poder, el arte es el valor supremo. “En relación con el valor llamado verdad, es un valor más elevado. [...] Ambos valores determinan en su relación de valor la esencia unitaria de la voluntad de poder que dispone valores dentro de sí misma. Dicha voluntad es la realidad efectiva de lo efectivamente real o, tomando el término en un sentido más amplio del que suele usar Nietzsche, el ser de lo ente.”
4)- ¿Cuál es el criterio de Heidegger al respecto de la metafísica?
Para Heidegger, la metafísica “sigue siendo el presupuesto impensado e inevitable de los ciegos intentos por escapar a lo carente de sentido por medio de una mera aportación de sentido.”
Así pues, y en lo que hace a su contemporaneidad, y luego de la obra de Nietzsche, se expresa de la siguiente manera:
“En lo que sigue, la metafísica siempre será pensada como verdad de lo ente en cuanto tal en su totalidad, no como la doctrina de un pensador. El pensador tiene siempre su posición filosófica fundamental en la metafísica. Por eso, la metafísica puede recibir el nombre de un pensador. Pero esto no quiere decir en absoluto, según la esencia de la metafísica aquí pensada, que la correspondiente metafísica sea el resultado de un pensador en su calidad de personalidad inscrita en el marco público del quehacer cultural. En cada fase de la metafísica se va haciendo visible un fragmento de camino que el destino del ser va ganando sobre lo ente en bruscas épocas de la verdad.”
A MODO DE CONCLUSIÓN:
Si hemos de adherir a lo expuesto en este texto de Heidegger sobre Nietzsche, el espacio metafísico aún está, más allá de los diversos pensadores de la historia del pensamiento filosófico occidental, repito, aún está para ser pensado, “frente al verdadero nihilismo, que sigue predominando”.
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